La promoción del disco Born This Way llevó a Lady Gaga a revolucionarlo todo su paso por Nueva York en una estudiada campaña que comenzó en Internet. Primero se colapsaron los servidores de la compañía Amazon, que vendía completo su nuevo disco en mp3 por 99 centavos y no pudo hacer frente a la demanda por el exceso de usuarios que querían comprarlo.
Después, en Best Buy, la tienda de la gran manzana a la que fue a presentarlo, donde cientos de fans hicieron cola durante 48 horas para hacerse con el segundo trabajo de la artista y sus 14 nuevas canciones por 12,99 dólares. Y por supuesto el autógrafo y las palabras de aliento. “Hola a todos. Quiero agradecerles por haber venido hoy y no puedo esperar a darles un beso a cada uno de ustedes”, les dijo la cantante.
El disco Born this way cuenta con una edición deluxe de 17 temas con remezclas y extras incluye un libreto en el que reproduce el alumbramiento del videoclip en el que la cantante -“madre mis monstruos”, como llama a sus fans-, emerie de una placenta multicolor y acrílica. En el disco colabora hasta Clarence Clemons, el saxofonista de la E Street Band de Bruce Springsteen.
La cantante es un auténtico ídolo de masas, que vendió 15 millones de discos y ganó 5 premios Grammy. Es la famosa número uno para la revista Forbes, pero su segundo trabajo era crucial, así que la campaña de promoción arrancó con los primeros vídeos y las canciones adelantadas a través del juego Farmville de Facebook y de los usuarios premium de Spotify, que pudieron escuchar el disco con antelación.
Por la noche, la promoción llevó a Lady Gaga a uno de los grandes programas de entrevistas de la televisión americana. David Letterman acogió con perplejidad en su Late Show a la artista, que vestía con un antifaz y lencería de color negro, adquirida según ella, por 11.000 dólares durante su visita a Nueva York. Una casaca, mallas y botas, también de color negro completaban su atuendo. Y aunque respondió a todo lo que Letterman le preguntó, no pudo evitar su momento para la posteridad, al apoderarse de las notas del presentador y comérselas.
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